26.4.08

Habia pasado apenas dos años, era la víspera de su boda.
Acababa de encontrarse con ella por una estrecha calle de Madrid.
Se sorprendió tanto que no tuvo tiempo a reaccionar y aceptó tomar un café con ella.
Al principio hablaron de banalidades, ella sabía que se casaba al día siguiente.
De repente hubo un silencio.
Él estaba mirando el reloj cada dos por tres, removiendo el cafe, evitando mirarla de frente.
Ella estaba quieta, con los ojos clavados en él, esbozando una media sonrisa que transmitia más tristeza que felicidad.
De repente, ella habló.
- No era miedo por ti ni por mi.
Él por fin tuvo el valor de mirarle a los ojos.
- No era ese miedo. Era miedo por ÉL.
- ¿ÉL?
- Al final yo tenia razón.
Él no comprendía nada.
- ¿No te diste cuenta de que hubiera dado todo por ti?
Qué te di lo más preciado que tenía. ÉL.
- No fue mi intención.
- Siempre dices lo mismo, pero nunca entenderás lo que me jugué y perdí cuando dejé que me besaras. El daño que dejé que me hicieras y que aun sigue aqui, nunca lo entenderás por que nunca podré hacerte lo que tu me hiciste, por que nunca fui tan importante en tu vida cómo tu lo has sido en la mía.
- Tampoco fue para tanto.
- ¡Ves! jamás lo entenderás. Y ahora, no puedo hacer nada, por que no me queda nada que ofrecer, tu te lo llevaste y lo perdiste.
- Eres una exagerada.
- Lo que tu digas.
Se levanta, deja cinco euros encima de la mesa y se marcha. Antes de salir le susurra.
- Feliz boda, espero con impaciencia que algún dia me devuelvas mi corazón.

2 comentarios:

samsa777 dijo...

Qué duro.

Y qué real.


...besos

Superpava dijo...

casi me haces llorar... otra vez... ;P